Gustavo Blanco

Gustavo Blanco
Facilitador

No temas avanzar lentamente, teme solamente el detenerte.

Muchas veces nos preguntamos como lograr mejores resultados en la vida. Lo primordial es la actitud, nuestra predisposicion a querer hacer algo, la decision de cambiar y la voluntad que tengamos para sostener esa decision.

Todo es posible, en la medida que hagamos nuestra tarea. El éxito implica, esfuerzo y perseverancia. La manera cómo logramos resultados, respondera a nuestra capacidad, habilidad e inteligencia racional y emocional en el actuar.

El plan de vida puede ayudarlo a alcanzar resultados insospechados aplicando sencillos consejos estrategicos. La estrategia es la forma como hacemos realidad nuestros sueños.

Bienvenidos a El Plan de Vida ... en acción, espacio en el que podra: organizar, analizar, redefinir, reinventar su propia vida para su felicidad y el de toda la humanidad.


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agosto 06, 2010

Emociones e Inversiones



Una de las barreras más marcadas entre los recursos humanos y los recursos económicos radica en la delimitación casi automática que ponemos entre el alma y el dinero. Ambos extremos resultan intrínsicamente perjudiciales para la consolidación de una vida en equilibrio.

Muchas veces consideramos que la generación de riqueza es contraria al cultivo del espíritu y nos encontramos frente a una pobreza económica o frente a un vacío existencial. Lo cierto es que debemos guiar nuestra vida alimentando tanto nuestro potencial humano como nuestro potencial emprendedor, sostengo que la pobreza muchas veces es mental y nuestras creencias erróneas respecto al dinero no nos brindan prosperidad económica, mantenemos una aversión al riesgo, nos afanamos en ser trabajadores dependientes y vivir solo de nuestro salario, cuando de lo que se trata no es de promover mediocridad sino de generar bienestar, fortuna y riqueza.

Dentro de este marco preliminar deberíamos construir nuestro plan de vida en equilibrio pero sin descuidar jamás nuestra habilidad para gestionar e incrementar recursos económicos. La inteligencia emocional debe ir acompañada de inteligencia financiera sino siempre habrá un plato de la balanza que distorsione el equilibrio.

Hace algunos años comentábamos con un amigo cómo podríamos cambiar las estructuras de pobreza, desigualdad, injusticia, marginalidad y esbozábamos soluciones que pasan por cambiar la cultura, redefinir los valores, predicar con el ejemplo y ayudar en nuestro circulo de acción a cambiar el futuro de tanta gente que ha recibido mucho menos de la vida que nosotros, hasta ahí, todos de acuerdo, pero para lograr cambios realmente importantes, se requiere; además de voluntad, actitud y ganas, que son ingredientes emocionales, se necesita; inversión, capital, tiempo y recursos materiales que permitan estructurar el cambio, todos estos recursos son financieros.

El ideal y la realidad pueden complementarse si somos capaces de generar una plataforma de inversiones que nos proporcionen recursos y enseñar a millones de personas aspectos esenciales de planeamiento y contabilidad practica, para que puedan formular un plan de vida y un presupuesto personal y familiar donde los ingresos no solo provengan de un salario dependiente sino de inversiones. Debemos aprender y enseñar lo que son los activos tangibles e intangibles, a reducir nuestros gastos, a dejar de contraer obligaciones y a asegurar nuestro futuro económico a partir de buenas inversiones.

El Estado gasta en educación pero no invierte en capital humano. El tiempo que pasamos educándonos no nos prepara para afrontar la vida con éxito. Las familias se esmeran en contar con profesionales, aunque carezcan de empleo, vivimos de etiquetas y cuando pensamos de manera autocrítica si somos los gestores de nuestro propio destino, nuestro nivel de logro llega a ser en el mejor de los casos bueno pero no excelente. Mantenemos las ganas de ayudar al prójimo pero estamos limitados por presupuestos que cubren nuestro día a día.

Es tiempo de distinguir con claridad la importancia de las emociones como energía propulsora de nuestro accionar con toda la energía, la pasión y motivación que ella conlleva de la racionalidad y aptitud financiera, con toda la objetividad, racionalidad y mesura que esta otra actividad exige.

Las emociones muchas veces nos inducen al gasto, al despilfarro, a la comodidad, a seguir la moda. Las inversiones tienen por finalidad generar ingresos, adquirir activos, las inversiones no se hacen con el corazón sino con la mente, las emociones viven en la sangre y nublan el discernimiento.

La bondad de la emoción es que nos mueve, nos empuja, nos entusiasma, nos desborda pero a nivel de inversiones lo que se necesita es conocimiento, sensatez, oportunidad y experiencia financiera.

Las inversiones y las emociones tienen sus cualidades y contribuyen con el valor humano pero corren por sendas separadas, aun cuando al final se junten en nuestro eje personal único e indivisible que es la persona humana. Las emociones se refrescan con lagrimas y carcajadas, las inversiones con ganancias y perdidas. Las emociones son abstractas, las inversiones concretas; las emociones son ideales las inversiones reales. Las emociones vitalizan nuestro corazón, las inversiones hacen trabajar nuestra mente.

En todos los programas y niveles educativos que apunten al desarrollo personal, deberían enseñarnos cómo planear nuestra vida, cómo administrar el futuro, como pensar estratégicamente que son habilidades esenciales para un proyecto de vida que aspire al éxito.

El modelo de educación tradicional nos conduce al profesionalismo y a la especialización. Todos estudiamos para ser profesionales, pero el mito del profesional sucumbe cuando el amarillento cartón universitario vale menos que un billete verde de 1 dólar, debemos formarnos como personas productivas, hacedoras, generadoras y desarrolladoras de proyectos y capitales.

Dicen que no solo de pan vive el hombre, pero sin pan tampoco vive, el desarrollar nuestras aptitudes económico financieras nos posibilita construir un flujo de capital que trabajado con inteligencia, precisión y constancia nos brindara la libertad financiera que tanto aspiramos, tenemos que aprender a administrar nuestros recursos y a hacer inversiones que nos generen flujos de caja que nos sirvan para mejorar nuestra calidad de vida.

Las emociones son profundamente humanas y parte del espíritu progresista, emprendedor y solidario, las emociones nos empujan a exteriorizar toda nuestra energía y nos mueve en la vida por la senda de la felicidad, pero la felicidad seria una fantasía sino somos capaces de tener y mantener una estructura efectiva y eficiente de recursos económicos que solventen nuestro crecimiento, desarrollo y progreso.

De manera que tanto emociones como inversiones son componentes esenciales para una vida realmente en equilibrio, nuestras emociones que nos recuerdan que no somos maquinas sino seres humanos y nuestras inversiones que pueden ser capaces de hacernos realidad tantos ideales, deseos y sueños.

Sin dinero realmente todo es inútil, es necesario reconsiderar todos nuestros paradigmas respecto al dinero, desde la concepción que el dinero es malo, hasta la que afirma que el dinero solo nos lleva a la perdición. El dinero es sencillamente un poderoso recurso que nos permite vivir bien y como tal debemos a prender a generarlo, cuidarlo y reproducirlo.

Emociones e inversiones son ingredientes que debemos sopesar en nuestro proyecto de desarrollar una vida en equilibrio y prosperidad. Las emociones equilibradas pueden propiciarnos estados de bienestar y felicidad tanto como las inversiones pueden procurarnos el sustento, el soporte el “financiamiento” de nuestra paz y tranquilidad.